El que no arriesga no gana pienso mientras la veo en la calle haciéndose unas selfies, al parecer es una turista que quiere varios recuerdos de su viaje, y que mejor una buena chingada. Sin dudarlo me le acerco para que nos saquemos una selfie juntos, al aceptar ya me indicaba que tenía que seguir. Conversamos muy poco, me cuesta menos de lo que pensaba llevarla a mi apartamento.